jueves, 1 de marzo de 2012

Primera Guerra Mundial

Como hemos visto la Gran Guerra os voy a comentar una cosa que sucedió en la navidad de 1914.

En la Navidad de 1914 ocurría el hecho más sorprendente de toda la historia de la Primera Guerra Mundial. Aquella primera Nochebuena bélica, las tropas alemanas colocaron sobre el borde de las trincheras abetos iluminados, que habían sido enviados al frente por orden directa del Káiser.
Fueron enviados junto con los abetos, raciones extra de pan, salchichas y licores, unas medidas para aumentar el ánimo de la tropa, durante tan señaladas fechas.  Los soldados franceses y británicos admiraron perplejos los árboles luminosos. Esa visión casi irreal ayudó a crear un inesperado clima de fraternidad durante la noche.
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Las tropas alemanas comenzaron a entonar canciones navideñas, los aliados ante tal circunstancia se quedaron perplejos, el sentimiento familiar acechaba a la tropa. Tímidamente y envueltos en el mágico espíritu de la Navidad,  se fueron uniendo a distancia a sus grandes enemigos, entonando cánticos al mismo son.
Al amanecer, el día de Navidad,  algunos soldados germanos, comenzaron a agitar banderas blancas y a salir desarmados de sus trincheras, a tierra de nadie.
En el primer momento los aliados vacilaron, pero pronto salieron a su encuentro. Los hombres, que hasta ese mismo día habían estado matándose, compartieron tabaco, alcohol y chocolate. Los gestos de solidaridad continuarían durante toda la jornada, cada bando pudo recoger a sus compatriotas muertos en los combates de los días anteriores y darles digna sepultura. Los enterramientos fueron asistidos con dolor por ambos bandos.
En algunas zonas, la tregua duró tan solo esa misma noche, pero en otras, llegó incluso hasta el mes de Febrero.
La noticia de esta tregua llegó a los respectivos cuarteles generales y se adoptaron medidas para frenar esa actitud. Un número indeterminado de soldados franceses sufrieron severos castigos como escarmiento, mientras que por parte de los alemanes fueron enviados al frente oriental, uno de los más duros castigados por la aviación aliada.
Las cartas en la que los soldados narraban los hechos a sus familiares fueron destruidas y algunas informaciones que llegaron a los periódicos británicos se censuraron. Los franceses confiscaron los negativos de las fotografías que algunos soldados habían tomado durante la tregua, en donde se veía posando a todos amistósamente.
Aunque a lo largo de la guerra se darían algunos casos aislados de confraternización, las altas esferas militares se encargaron de que no se repitiese, la magia de  la tregua de la Navidad de 1914.
Estela 


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